20 de septiembre de 2010

La Santa Iglesia Católica: De todo menos hija de la Gran Bretaña

Me daría vergüenza llamarme Benedicto XVI y visitar países donde se me repudia como es el Reino Unido, para cumplir religiosamente con una beatificación mientras el tema más polémico y de verdadera importancia, el de la pederastia, sigue en la mente de tantos como yo.
Me da asco la doble moral y que en el mundo en el que vivimos exista una institución capaz de promover valores como el de llegar virgen al matrimonio o evitar expandir 'trabas' contra el propio instinto natural: El condón es una barrera para la reproducción; La homosexualidad un mal perturbador que hay que erradicar según las interpretaciones de algunas lecturas interesadas de la biblia; Y ni qué decir nada sobre el asunto del aborto.

¿Sabéis lo que me repugna a mí? Que después de todo lo que, en su derecho, defienden y pretenden, se descubran a sí mismos con algo tan grave y verdaderamente enfermo como es el asunto de la pederastia. Así pierden ese derecho, así que basta de callar.

Supongamos que la iglesia es una institución exenta de escándalos e imaginemos que podemos discutir con ellos la moralidad de sus principios en un debate igualitario.

En ese caso les diría, de mejor fe que ellos, que un preservativo no sólo sirve para evitar la procreación, sino también un montón de enfermedades de transmisión sexual que, en caso de cogerlas, no creo que haya curita sobre la faz de la tierra que me las vaya a quitar con agua bendita; Si hablamos de homosexualidad y sin meterme en lo incuestionable de la inocencia de los homosexuales, simplemente añadiré que si la Biblia goza de algo es de sus múltiples interpretaciones y que, de hecho, la propia institución eclesial ‘casaba’ a personas del mismo sexo para compartir sus bienes en la vida práctica, con documentos idénticos a los de un matrimonio convencional, allá por la Edad Media (Según estudios realizados por el historiador ya fallecido, John Boswell). 

Esto no sólo demuestra que se hayan ido convirtiendo en homófobos con el tiempo, sino que además no son fieles a sus principios. Con respecto al tema del aborto, no quiero extenderme, pero si bien es cierto que yo también estoy en desacuerdo, deberíamos examinar con mucha humanidad y nitidez cada uno de los casos de las mujeres/chicas/niñas que han podido quedar embarazadas (Quizás algunas de ellas por violación de algún sacerdote pervertido), y plantearnos, sin generalizar, si ese embarazo debe seguir su gestación o no.

Todo esto, claro queda, suponiendo que nos sentamos en una mesa de debate a hablar con gente que no ha violado a menores de edad, con muchas de estas víctimas posteriormente suicidadas. Asco y vergüenza son las cosas que aquí se me plantean.

Sin embargo, en lugar de caer en el prejuicio fácil, he decidido ofrecerles el beneficio de la duda y me he preguntado ‘¿Qué dirá la Conferencia Episcopal Española sobre este asunto?’ A lo que, con unos cojones más gordos que dos pelotas de tenis, advierten que los curas pederastas son una minoría ‘escasísima’ en proporción al número total de sus ministros y que evitemos la generalización. Pues bien, señores ministros de la Santa Iglesia, volviendo a dejar mi repulsión personal hacia ustedes a un lado, sólo les animaré a que se planteen que, en los casos de aborto, no son la mayoría de mujeres las que lo quieren practicar. De hecho es un número 'escasísimo' (Por emplear el mismo vocabulario) al lado de la totalidad de mujeres que hay en el mundo, porque aquí o todos moros o todos… ¿Cristianos? No, gracias.

No quiero ser practicante de una religión que es capaz de encubrir tales atrocidades y de callar a las víctimas con un millón de dólares de indemnización para evitar que el asunto llegue a los tribunales, tal y como vimos en Los Ángeles (EEUU) allá por el 2007, en donde la archidiócesis de la ciudad decidió plantar un cheque a cada una de las más de 500 personas vejadas… 

Evidentemente la polémica estaba ya en la calle y poco o nada podían hacer por cuidar su imagen en aquel momento. No obstante, ¿Cuánto se gastarían si el asunto llegara a un tribunal? ¡Qué duda cabe que es mejor seguir lanzando demonios contra las mujeres que abortan o contra los homosexuales blasfemos de la vida!

En Bélgica ha ocurrido algo parecido tanto en número de víctimas como en el ejercicio de la doble moral eclesiástica. En resumen, hoy sus víctimas quieren indemnizaciones y tendrán que hacerlo por la vía civil, ya que los delitos han prescrito tras tanto tiempo de silencio (Y eso, las víctimas que no optaron por el suicidio, ya que en este país al menos 13 se quitaron la vida tras convertirse en víctimas violadas por una panda de curas enfermos).

La Irlanda más católica también tiene sus casos, como es el de Sean Fortune que abusó de varios niños (En este caso fue el cura el que se quitó la vida debido a la culpa); El obispo de Ferns, Brendan Comiske, su pastor, que tuvo que dimitir por encubrimiento; O una serie de casos que en la misma Irlanda llevaron a 18 órdenes religiosas a pagar indemnizaciones por valor de 112 millones de dólares. Así hasta alcanzar un largo y tristísimo etcétera que inevitablemente (Y ahora sí a la gran mayoría), nos repugna.

¿Pero qué es realmente la pederastia? La pederastia está considerada como un trastorno psicosexual consistente en la atracción erótica que siente un adulto por los niños como compañeros sexuales y que le lleva a cometer abusos sexuales sobre los mismos. El Director de la Clínica de Psiquiatría Infantil de la Universidad de Viena, Max Friedrich, afirma en la revista - PROFIL - que ‘aproximadamente un 20% de los adultos son susceptibles de excitación sexual en presencia de menores, aunque en su mayoría no son conscientes de ello, solo a una minoría se le ocurre tocar a un niño, mientras que hay muchos que se conforman con tener esas experiencias en la fantasía y otros con mirar videos pornográficos. Todo puede empezar con una simple caricia inofensiva, pero tras cada violación de un tabú el individuo tiene la sensación de que todavía puede ir más lejos. Así, algunos buscan víctimas cada vez más jóvenes, otros necesitan cometer esos delitos con mayor frecuencia, mientras que un tercer grupo aumenta su brutalidad de acto en acto’


Agrega el mismo Friedich que ‘la cárcel no basta para castigar a estos delincuentes puesto que entre un 30% y un 50% de los condenados reinciden cuando quedan en libertad’.

Tras entender la definición más técnica del tema me pregunto por qué la iglesia no expulsa de su institución como castigo a tantos curas que, no sólo es que se les permita seguir ejerciendo, sino que además cobran indemnizaciones de esta Santa Institución para tener una fianza y salir antes de prisión (Como es el caso de más de la mitad de curas acusados de pederastia en Reino Unido, en donde al menos 14 de los 22 sacerdotes que han cumplido un año o más de cárcel siguen en el sacerdocio y diez aparecen en la última edición del Catholic Directory, un anuario oficial de la Iglesia).


Llegados a este punto, vamos a suponer que soy gilipollas y que pienso que respuestas como la de la Conferencia Episcopal en España no ha sido la más acertada… Otorguemos una vez más el beneficio de la duda al máximo representante de la Iglesia Católica. Evidentemente y tras tanto escándalo, a Benedicto XVI no le queda otra que reconocer, entre dientes, las fallas de su comunidad y advierte que se están poniendo cartas en el asunto como vimos en el caso de Malta, no sin dejar las beatificaciones a un lado ni centrarse en este tema como principal preocupación (Por no hablar del cestillo del dinero o de su casilla exclusiva en la Declaración de la Renta, claro)… 


Porque, ¿Qué sería de este mundo sin un Papa que antepone estas cosas antes que tratar un tema de tal calibre y sin su Santa Institución que calla escándalos a golpe de talonario? Para mí, desde luego, un mundo mejor.

Un universitario cualquiera.

2 comentarios

Javi dijo...

No nos engañemos, la fe es el gran invento de la religión. Creer sin ver y sin razonamiento alguno. Da igual que te pidan creer en una interpretación parcial y distorsionada durante siglos que poco o nada tenga que ver con lo que pudiera ser en su origen. ¿Cómo puedes creer en todo lo que predico sin cuestionarte mi autoridad para aportar veracidad a lo que enseño? pues con fe hombre, claro está. Da exactamente igual que demuestres que la visión de la homosexualidad fue interesadamente dirigida y las pruebas de matrimonios del mismo sexo oficiadas por la iglesia en la edad media no son reconocidas puesto que no se conservan en latín (no porque la iglesia durante siglos destruyera los documentos que le convenía que vieran la luz, teoría conspiratoria sin fundamento). Cualquier conducta, corriente de pensamiento, rito, prohibición... de la iglesia, no tiene porque ser racional mientras tengamos fe. Empecemos a tener fe en nosotros mismos. El que quiera creer en algo que lo haga en la intimidad de su persona. Las religiones organizadas han causado y siguen causando atrocidades. Son como partidos políticos y también tiene su rama extremista. Dejad de "creer en algo" y simplemente tened vuestras buenas ideas y vivid de acuerdo a ellas sin meteros con los demás. Todo está abierto a interpretación, pero los intereses creados haecn que aquello que no interesa... pierda importancia frente a cosas que interesan más... "No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y se os perdonará" (Lucas 6,37) ¿alguien se dá por aludido?

José R. González dijo...

Totalmente de acuerdo en tus planteamientos. Es más, yo tuve un "episodio" relacionado con un sacedorte siendo muy pequeño que me quitó cualquier posible visión positiva sobre la iglesia.

Y no es sólo el tema del aborto, del uso del preservativo ("dios mío" ¿cómo puede ser malo algo que evita enfermedades que son epidemias en África?), la homosexualidad (mucha gente piensa que la mayoría de los curas son gays, por algo será) o los continuos escándalos de abusos a menores por parte de miembros de la iglesia... ¿qué me dices del tema de la pobreza en el mundo?

Con la de gente, sobre todo niños, que mueren a diario en África, Asia, América Latina, víctimas de la desnutrición y la hambruna y ves que en el Vaticano viven en palacios rodeados de infinidad de obras de arte... ¿cómo vamos a creer en esa institución? No se puede tener fe ciega en algo que a simple vista se nota que está podrido.


 
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