Eau de frivolité

Todos andamos constantemente preocupados por nosotros mismos; Ya sea cuando salimos a ligar y damos prioridad a querer a nuestro ombligo al final de la noche, o cuando ansiamos ver el traje de novia de una duquesa octogenaria al final del día; Antes que aprender, por ejemplo, las estrategias de nuestros políticos, o incluso, deduciendo que en economía todo se debe a la coyuntura y no a la administración. Ésto último, lo admito, es más un pecado del PP. En cualquier caso, al final todo se corta por el mismo patrón y se deduce del mismo hedor: Es la esencia de la frivolidad.

Sé de muchas amigas y amigos, que cada noche de viernes (O de jueves, o de 'juernes'), se preparan ansiosos para comerse un menú 'McMundo Supreme Nocturno' a mordiscos, y para conseguirlo, se traducen en personas que no son, compartiendo esencias que no se aplican en los cuatro días anteriores de la semana, y sonriendo con el maquillaje de la falsa felicidad. Y es curioso, y no deja de sorprenderme, porque esta es la misma actitud que todos cometemos a menudo cara a nuestra vida diaria.

Podríamos hablar, por ejemplo, de la tediosa actividad económica, aunque ciertamente nos aburra el menester, y observaríamos cómo la pauta se nos sigue marcando muy lejana, concretamente desde lo más alto. En estos últimos meses en nuestro país, sin ir más lejos, hemos oído hablar de que el objetivo consiste en cuadrar un déficit que claramente viene advertido desde los lejanos reinos de Sarkozy y Merkel; Y a partir de tal pesquisa, les siguen otras tantas como la resurrección del impuesto del Patrimonio o los rezos del PP por la reducción del gasto.

Y es que, queridos muchos, siempre es más sencillo verlo así; Siempre es más fácil creer que ahora nuestros salvadores serán los que vengan con la banderita del Partido Popular sin más, antes que preocuparnos por preguntarnos a cuento de qué viene esa dichosa vuelta de tal impuesto, por seguir con el ejemplo más tonto del mes... 

¿Es que no veis que es el Estado Central el que quiere seguir mamando del bote caiga quien caiga? Si se trata de rezarle al objetivo del déficit y cobrarle más pasta a los más ricos como ora el PSOE, ¿No hubiera sido mucho más sencillo subir el impuesto de los dividendos o el impuesto de sociedades para joder directamente a las grandes empresas? 

Pero obviamente, como no tenemos ni puñetera idea de cómo funciona la economía, seguiremos diciendo a todo que sí hasta que lleguen los viejos "nuevos" de color azul a salvarnos a todos, mientras jugamos a entretenernos muy irónicamente con programas que se hacen llamar "Sálvame" y productos del estilo, o mientras seguimos mirando hacia otro lado; Porque al final lo que nos importa es el vestido o la exclusiva de la gran "boda del año" (Ya la tercera o cuarta apellidada así en los mundos de la salsa rosa caducada, si tenemos en cuenta al principito inglés o al mariquita de Mónaco), y es que, por encima de todo eso, está la Duquesa de Alba, o lo que es lo mismo, una señora de 85 años con mil millones de títulos a sus espaldas que bendecirá con su tercer sí quiero a un "jovenzuelo" de 60 años.

Porque sí, porque lo digo yo, porque el despliegue de periodistas está justo en tal punto esta semana y porque todos sentimos una curiosidad muy especial, casi sana, por la vida amorosa de esta señora; Porque la teta de la que va a chupar a partir de mañana y si no lo ha hecho ya, un modesto funcionario, es más importante para nosotros que la que chupan el resto de poderosos, aunque éstos no lo hagan de una que está como una pasa y aunque al resto de funcionarios de este jodido país se les baje el sueldo para ajustarse al corsé de austeridad, al déficit y a la puta madre que los parió a ambos.

¡Este es el mundo en que vivimos! ¡No es otro! ¡Es este!

Me gustaría contaros algo un poco más personal. He pasado un mes un tanto complicado, con muchos vaivenes y tormentas hasta que ha vuelto a salir el sol. El caso es que, el otro día salí con un amigo de fiesta y observé lo que nos gusta rodearnos de un lugar, de un hábitat, en donde ya nadie mira a nadie; Todos se miran a sí mismos, pero sobre todo, todos desean ser mirados en un planeta en donde hace tiempo que eso se dejó de estilar. Y me refiero, claro, a mirar de verdad; A molestarte un poco en conocer a las personas. 

Pero al día siguiente, tomé el transporte público de mi ciudad y coincidí con una pequeña criatura de apenas 2 años junto a su madre. Ambos se convirtieron en el centro de todas las miradas chinas, sudamericanas y españolas que cohabitaban en torno a ellos; Todos les hicimos carantoñas y yo el primero; Y entonces lo vi clarisimo. Aunque a menudo nos encante embadurnar el ambiente con la esencia de la frivolidad, al final todos deseamos que ésta se vaya con el paso de las horas, como ocurre con cualquier otro perfume, para lograr ver lo que es real.

¿Son importantes las bodas del año? Por supuesto que no, pero quizás nos ayuden a comprender mejor el vacío de poder de nuestros políticos o el temor de nuestra economía, obviando las dos cosas, ¿Es básicamente útil salir a ligar una noche de viernes? Bueno, quizá nos ayude a comprender que al final te llena mucho más la mirada esperanzadora de una tarde de domingo... 

¿Es necesaria la frivolidad? Sí que lo es... Pero no debería ser esencial.

Uc.

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